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Italiani Oltreconfine

Ciudadanía italiana entre nuevas leyes y sentencias. ¡Cuánta confusión!

  • Foto del escritor: FLAVIO BELLINATO
    FLAVIO BELLINATO
  • 3 ago
  • 3 Min. de lectura

En estos días se habla mucho de la sentencia n.º 142/2025 de la Corte Constitucional, y en las redes sociales han aparecido titulares triunfalistas, proclamas de "victoria" y comentarios que alimentan la idea de que la llamada “Ley Tajani” ha sido anulada o está a punto de caer.


Nada más lejos de la realidad.



Tratemos de aclarar un poco.


¿Qué dijo realmente la Corte Constitucional?

La sentencia 142/2025 declaró inadmisibles algunas cuestiones de constitucionalidad planteadas por tribunales italianos contra las normas que regulan la ciudadanía italiana por descendencia (ius sanguinis). En términos técnicos, se trató de un juicio de legitimidad por vía incidental, planteado por tribunales ordinarios encargados de juzgar casos de ciudadanía de personas nacidas en el extranjero descendientes de italianos.


La Ley 23 de mayo de 2025, n.º 74 – la llamada “Ley Tajani” – sigue plenamente en vigor. Esta ley introdujo criterios más restrictivos para la transmisión de la ciudadanía italiana a los descendientes de italianos nacidos y residentes en el extranjero, imponiendo límites generacionales y estableciendo nuevas condiciones, como la residencia efectiva en Italia.

La reciente sentencia de la Corte Constitucional no ha modificado esta normativa. No es una anulación, ni una victoria para quienes se oponen a la ley. Al contrario, es una confirmación implícita de que la regulación sobre ciudadanía es, ante todo, una cuestión política y que cualquier modificación debe pasar principalmente por el Parlamento.


¿Por qué tanto alboroto entonces?

El principio del ius sanguinis se ha aplicado durante años sin límites particulares. Algunos interpretan la sentencia como una confirmación de su solidez, pero atención: la Corte no ha afirmado que el ius sanguinis deba mantenerse ilimitado. Más bien ha dado a entender que corresponde al legislador establecer sus límites y alcances, siempre que se respeten los principios constitucionales, como la razonabilidad y la proporcionalidad.


En los fundamentos de la sentencia también se habla del propio concepto de “pueblo”.Corresponde, por tanto, al legislador el derecho –y el deber– de definir quién forma parte de él. No es irrazonable, entonces, que el Estado imponga límites al reconocimiento de la ciudadanía.


Además, está el principio de proporcionalidad: toda restricción debe estar justificada, ser coherente y no arbitraria. Esto abre un posible margen para futuras evaluaciones de constitucionalidad, en caso de que surjan situaciones concretas de trato desigual o discriminación.


A nuestro juicio, la sentencia refuerza la idea de que el debate sobre la ciudadanía debe abordarse con responsabilidad política, y no con campañas ideológicas o proclamas callejeras.Sin embargo, los principios que reafirma podrían ser útiles en los próximos meses:


  • como base para recursos judiciales específicos, si surgen perfiles de inconstitucionalidad o desigualdad;

  • como argumento en los debates parlamentarios, en la fase de aplicación o revisión de la Ley Tajani;

  • como palanca para proponer reformas normativas más acordes a la realidad de las comunidades italianas en el extranjero.


En definitiva, la sentencia 142/2025 no cambia nada de forma inmediata, pero confirma –según nuestra visión– que la ciudadanía es una cuestión política, no meramente jurídica. Las reglas pueden –y deben– debatirse en el Parlamento, no combatirse a golpe de titulares sensacionalistas.


Bienvenidos sean, sin embargo, los recursos y debates sobre la nueva Ley Tajani, porque es sobre esta –y no sobre las normas anteriores, ya consolidadas– donde podrían abrirse nuevos márgenes de evaluación constitucional.


Quienes tienen a corazón los derechos de los italianos en el extranjero harían bien en evitar proclamas infundadas y títulos sensacionalistas, y en concentrarse en un trabajo serio, constructivo y responsable. Porque es precisamente en los momentos de confusión cuando más se necesita claridad –especialmente a nivel político, institucional y periodístico.



FLAVIO BELLINATO

Italiani Oltreconfine

 
 
 

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